Blanca Martín: «Avanzar globalmente»

Cuando una mira alrededor, escucha, lee, siente y digiere lo que ocurre en nuestro país y en el mundo, llega a la conclusión de que las fuerzas de avance y regresión están viviendo un combate que nos definirá como especie de aquí a las próximas décadas.

El asesinato de George Floyd, uno más en el país que mejor se ha vendido como adalid de las libertades y que mejor ha actuado como todo lo contrario, sobre todo fuera de sus fronteras, pone de manifiesto que la humanidad se la juega mientras algunos mesiánicos como Trump o Bolsonaro, defienden la exclusión como modelo de supremacía. 

Trump, presidente de un país rico y poderoso, con millones de pobres y excluidos, Bolsonaro con millones de pobres y excluidos en un país desesperadamente desigual, juegan con el mundo para imponer un discurso que, en España, tiene eco en las fuerzas que defienden el ultra-odio como forma de expresión cotidiana. 

Nuestro país ya sabe lo que es vivir en la oscuridad, como consecuencia de un conflicto que derivó en guerra civil producto del no diálogo, de la incapacidad de hacer convivir sensibilidades diferentes que acabaron matándose unas a otras y sumiendo al país en una dictadura devastadora y de la que aún pagamos las consecuencias comparativas con los países de nuestro entorno.

Quiero que se me entienda cuando digo que no importa quién gobierne si la convivencia es el común denominador. Es verdad que son fundamentales los matices con los que se imagina una el mundo, pero más verdad es que si no nos escuchamos, si no nos respetamos y si no nos sentamos a dialogar, tarde o temprano, acabaremos por destrozarnos unos a otros, legitimados -creerán- en las locuras de los Trump y Bolsonaro de turno, tal y como ya está ocurriendo.

La pandemia ha aparcado algunas cuestiones que no se han resuelto. La crisis climática, la desigualdad global, el machismo y la falta de humanidad planetaria frente a la segregación y la persecución de unos contra otros, son caminos que debemos retomar como parte de un problema global que puede acabar con la civilización. 

Acuerdos en lo pequeño para avanzar en lo grande, debe volver a ser el camino que recorramos todas y todos, fuerzas políticas, sindicatos, profesionales… Si no cedemos todas y todos, algo de lo que podemos ceder, con generosidad, y planteamos nuestro desacuerdo como el desacuerdo de toda la sociedad, iremos, inexorablemente, al abismo que debemos evitar. Por el contrario, si aún creemos que el futuro depende de lo que hagamos ahora, con generosidad, con humanidad y con la mirada puesta en un mundo que debe cambiar para seguir siendo mundo, avanzaremos. Depende del camino que elijamos.

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