Ivar Matusevich: No con mi hija, Gallardón – #AbortoClandestiNO

La persecución a la ciudadanía por parte de las políticas del PP y Gallardón están convirtiendo a España en un país irrespirable. Este artículo lo analiza. 

Por Ivar Matusevich Follow adrianboullosa on Twitter

No voy a intentar siquiera dialogar con quienes nos coartan hoy, nos amordazan hoy y nos excluyen hoy. Tampoco intentaré entrar en la radicalización propuesta por ellos, la derecha más ruin y reaccionaria de este país.

La apuesta del PP y sus fauces aún humedecidas por la gula con la que se comen a España –una vez más-, ha sido totalitaria y totalizadora. Cambiar el modelo, recortar en materias sociales más que en cualquier otras, sojuzgar a la sociedad con el vaciamiento de lo público y exponernos en el patíbulo de las miserias, son algunas de las modalidades y consecuencias de un gobierno que ha llegado desde el fraude, porque mentir para convencer, es una estafa social, de un calado ético tal que nos costará tiempo recuperarnos.

El gobierno del PP, con sus dóberman ladrando y sus ojos inyectados de odio, intenta dejar los cimientos de una sociedad para los próximos años. Los no demócratas –por no llamarlos de otra forma- aspiran, en su locura megalómana, a decidir por los demás lo que a los demás nos espera y a ellos les conviene.

En este sentido, ya no temo por lo que yo pierdo sino por lo que no tendrán nuestros hijos. Dejar a esta gente hincar el diente al Estado ha sido la barbaridad social más incomprensible que hemos cometido. Espero, sinceramente, que aquellos que gritaron todos son iguales y, de paso, favorecieron la abstención –es decir, a la derecha-, hayan entendido que nuestro deber moral, como edificio colectivo de derechos y deberes, es oponernos en la calle y con el voto, a esta ignominia hecha gobierno. Un frente progresista, sin entrar a valorar cuántos diputados saque uno u otro, debe gobernar este país.

Si no lo hacemos, volverán a crear las condiciones de cuyo retorno nos costará décadas. Si permitimos a la Ley Wert ocupar los pupitres de nuestros hijos e hijas, estaremos echando a las cloacas todo tipo de esperanza equitativa. La educación en España y en democracia, avanzó lo que ningún país en la historia occidental pudo, y todo esto fue en consenso con todas las fuerzas políticas españolas…menos la derecha de palio, aborto en Londres y amén.

Si consentimos que un reaccionario con cara amable como Gallardón digite el destino de nuestras hijas, no habremos estado a la altura de nuestra condición de padres y madres. Aspiro a vivir en una sociedad donde mi hija elija su destino de acuerdo a sus capacidades, libertad y compromiso con el mundo que la rodea. El día que ello no ocurra, España ya no valdrá la pena. No dejemos que pasen, es la canción desesperada de un pueblo que debe estar de pie para decir basta.

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