Lara Garlito: «Día a día»

Desde que comenzó esta pandemia, semana a semana, a estas líneas también llegó, inundándola como a toda nuestra propia vida, por eso, esta semana quiero que mis palabras sean de reconocimiento, de aliento y de acompañamiento a quienes están pasando momentos muy difíciles y dolorosos: un recuerdo para los fallecidos, sus familias, contagiados, profesionales que están en primera línea (personal sanitario, personal socio sanitario, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, Ejército, trabajadores de servicios esenciales: supermercados, transportistas, reponedores, empleados municipales, policía local, protección civil, agricultores y ganadores…).

Esta situación nos ha enseñado que este gran reto lo afrontaremos con verdadero éxito si todas y todos somos conscientes de esa responsabilidad colectiva, cada una de nuestras acciones individuales en lo colectivo serán parte de la solución.

Las últimas cifras avalan que el esfuerzo está mereciendo la pena, día a día hay una esperanza nueva en cada una de las altas que aumentan. En Extremadura, por ejemplo, hay más personas que superan esta dichosa enfermedad que las que fallecen a causa de ello. Gracias, otra vez, a nuestra sanidad pública por conseguirlo, nunca estaremos lo suficientemente agradecidos. Estos datos solo nos deben servir de impulso y fuerza, nunca de relajación, porque hay que perseverar, continuar, no flaquear, y merecerá la pena. Y eso hay que hacerlo desde la unidad, despejando todas las dudas y sin poner palos en las ruedas.

Y gracias, a todas y todos vosotros por hacerlo posible, por creer en la mejora de la sociedad a través de sus pilares básicos como la sanidad y la educación, y gracias a todos y todas porque somos agentes activos contra el virus y protagonistas de todo lo que construiremos cuando lo hayamos vencido, gracias por estar en nuestras casas combatiendo en la línea de batalla, de otra forma sí, pero imprescindible.

Esta epidemia invadió estas líneas, invadió cada una de nuestras vida, invadió nuestro modo de vivir por completo hasta alcanzar la línea más íntima de nuestros afectos, pero en cada una de esas altas, en cada uno de estos día a día, cada uno de esos datos va reafirmando la bondad de nuestro compromiso colectivo y como unidos somos y seremos invencibles; es doloroso este camino transcurrido, será mucho a lo que habremos renunciado pero la esperanza y la salida la habremos construido entre todos y todas.

Existe una historia, acabada una guerra, no diré cual, en la que al finalizar todos y todas sentían la plena satisfacción de exclamar con orgullo unos a otros: ¡yo hice mi parte!

Unidad y fuerza, entre todas y todos venceremos.

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