Abraham Lincoln decía que no sabía quién era su abuelo; le importaba mucho más saber quién sería su nieto. Con esta frase, fácilmente entendible en la cabeza de un hombre que soñaba el futuro y trabajaba para convertirlo en realidad, Lincoln resume cuál es el deber real de quienes pretenden liderar la sociedad a un tiempo mejor.
Soñar y trabajar por un futuro mejor, sin desdeñar el conocimiento acumulado, que nos haga alejarnos de discusiones estériles, guerras sucias y estercoleros en los que nos quieren meter aquellos a los que les importa más el poder por el poder que la felicidad del país, de la región, de la provincia o del municipio. Son tiempos de entendimiento desde las legítimas diferencias, no son tiempos de ganadores ni perdedores. La democracia se construye dialogando, acordando, pensando, escuchando a la sociedad y abriendo caminos para recuperarnos de los errores y afianzarnos en las virtudes.
Nuestro deber como gobierno es apegarnos al territorio, defender el modelo territorial cohesionado que siempre hemos defendido y dar pasos que acerquen la política a la vida cotidiana de las personas, pasos que se traduzcan en buscar soluciones reales, coherentes y aplicables con lo que creemos, soñamos y pretendemos para mejorar la vida de la gente.
Así pues y en la complicada situación actual, estamos afrontando los problemas de nuestra provincia, por más impredecibles que sean, y una pandemia lo es, con voluntad de acuerdo, municipio a municipio, escuchando y atendiendo a las necesidades de la gente. Queremos traducir el dinero en políticas de empleo, en inversión social y en infraestructuras que den un respiro al sufrimiento y que palien el desempleo que nos deja la Covid-19.
La Diputación provincial de Cáceres, la Junta de Extremadura y el Gobierno de España, con gobiernos socialistas, están dedicados en cuerpo y alma a buscar las soluciones necesarias para que nadie se quede atrás, para que el futuro esté lleno de esperanza y oportunidades, sin duda que la mejor forma posible para conseguirlo es desde el diálogo y el acuerdo. Son tiempos de construir desde la igualdad, son tiempos de apartar odios, revanchas y reproches, la gente ya votó hace un año, ahora está esperando soluciones a los problemas reales y que nos alejemos del ruido y del odio en los que algunos navegan gustosos porque no aceptan la voluntad popular expresada hasta en cinco elecciones el pasado año.
Estamos dedicarnos a liderar el futuro, escuchando, con los pies pegados al terreno, sin exclusiones y asumiendo la responsabilidad que nos encomendó el pueblo español, pero sabiendo también que desde el entendimiento y la unidad ganaremos mejor el futuro.