Miguel Á. Morales: «La pinza extremeña»

Artículo de Miguel Á. Morales, Secretario General del PSOE de la provincia de Cáceres. 

Por Miguel Á. Morales Follow adrianboullosa on Twitter 

A partir de ahora, entre todas y todos, deberemos encontrar el camino que nos vuelva a situar en la vanguardia de la alternativa de gobierno para España, una alternativa que huya del griterío populista y de la complicidad con las voces que no representan el sentir mayoritario de la sociedad española. De encontrar el camino correcto depende el futuro del PSOE y, por tanto, de la ciudadanía.

Mientras tanto, aquí en Extremadura, vemos cómo el PP juega al concierto y reelige a un franquista para que siga dirigiendo en Badajoz una opción que debería ser ejemplo de tolerancia y no de cantos al sol ni apologías del totalitarismo franquista. La derecha extremeña, con ejemplos así, continúa mirándose en un espejo del cual reniega cualquier demócrata que se precie.

En la Asamblea de Extremadura, y ante un plan de infraestructuras que incluía, entre otras partidas, más de cien millones para nuevas carreteras, ochenta para mantenimiento y seguridad vial, casi sesenta y cinco millones para saneamiento y depuración, veinte y dos millones para aguas potables, seis millones para cauces urbanos y cinco millones para I+D+i, dos de los adalides de las diferencias ideológicas PP y Podemos- coincidieron en su negativa a todo lo expuesto anteriormente.

Ni siquiera el falaz argumento de los recortes inventados en el relato morado puede argumentar la oposición sin matices a cualquier tipo de mejora para la ciudadanía extremeña, aunque a ellos, incapaces de enmendar presupuestos o de gobernar decentemente en Cañamero –también con el PP-, les resulte “insuficiente”.

La realidad, ese tiempo que se construye con los hechos, es que ambos extremos se unen para desgastar –eso creen- al gobierno socialista de Guillermo Fernández Vara. La vieja opción sigue pidiendo seriedad cuando aún esperamos que Monago haga el famoso striptease financiero una vez pillado, disfraz incluido, en los carnavales tinerfeños, pagados con dinero público.

La pinza, por un lado, reelige a fascistas y por el otro intenta dinamitar que progresemos a pesar de la destrozada economía que nos dejó el gobierno de lo que ellos mismos decían ser “los mejores”.

Monago destrozó Extremadura gobernando con IU. Ahora, PP y Podemos, vuelven a la vieja concepción de la pinza intentando dinamitar inversiones que, a pesar de ellos, el gobierno socialista seguirá llevando adelante.

Coinciden en muchas cuestiones, azules y morados, pero no los une la generosidad por ayudar a Extremadura, sino la mezquindad electoralista de dos opciones que volverán a fracasar cuando nos volvamos a encontrar en las urnas.

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