Blanca Martín: «Un modelo contra la despoblación»

El modelo rural defendido y potenciado por los gobiernos socialistas de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara, no se resumía a que la ciudadanía se quedara en su entorno histórico para estirar la influencia del territorio en la economía regional.

Los servicios fueron esenciales para que toda la región tuviera las garantías de igualdad suficientes como para que la elección de residencia no tuviese en el estado su talón de Aquiles. Por el contrario, centros de salud, escuelas e infraestructuras en general se fueron sumando en nuestra lenta pero decidida salida del oscurantismo al que el estado central nos condenó durante siglos.

Hoy y por tanto en el futuro inmediato, los retos para mantener la población afincada al territorio tienen una estrecha relación con un nuevo modelo de crecimiento que maximice nuestras potencialidades. El clima, el aire, nuestro patrimonio y gastronomía, son fundamentales y decisivos en el crecimiento de una actividad tan identitaria para Extremadura, como el turismo sostenible. Pero no basta.

El cambio de modelo económico, a largo alcance, pero definitivo para progresar de forma autónoma, ha de tener una estrecha relación con un sistema educativo que se ponga al servicio del conocimiento aplicado a las condiciones de nuestro proyecto de futuro. No es paternalismo ni simple intromisión en la vida de la gente. Es responsabilidad y planificación de cara a las necesidades que debemos cubrir para que el reto demográfico sea mucho más que un simple sintagma.

También debemos facilitar y exigir que los mejores expedientes académicos se queden en Extremadura para devolver a su tierra lo que su tierra les dio. En este sentido, es imprescindible romper barreras burocráticas y filtros falsos de nivel, para dar paso a una flexibilización que facilite el acceso de las y los mejores a trabajos bien remunerados en las zonas rurales.

Que la política le gane a la burocracia es una prioridad y en esa prioridad debemos estrujar nuestros cerebros para facilitar que empresas lleguen y se queden en nuestra región. Ser atractivos con peculiaridades fiscales a cambio de contratación real, es una de las vías posibles.

La educación y la planificación, más la reconversión de modos de vida caducos en nuevos caminos de crecimiento, son parte de la solución que debemos encontrar, asumir y ejecutar para abrir la puerta a una nueva esperanza en ésta, nuestra querida tierra.

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