Belén Fernández: «La mala educación»

Plagio al gran Pedro Almodóvar en el título de este artículo, que pretende ser una apelación a reflexionar sobre las consecuencias que acarrea la falta de educación en el respeto, la tolerancia y los valores democráticos.

El pleno del Congreso de los Diputados esta semana comenzó de manera inusual con la intervención de Presidenta, Meritxell Batet, que tras el lamentable episodio de desacato a la Presidencia protagonizado por un diputado de Vox en la sesión anterior, tuvo que recordar a sus señorías las más evidentes reglas de respeto a la casa de la soberanía popular y por tanto, a la democracia: “Las decisiones de la presidencia en la dirección de los debates deben ser acatadas”; “en demasiadas ocasiones la libertad de expresión es utilizada de manera inadecuada proyectando insultos y ofensas a personas e instituciones”.

Analizar el contenido de ambas expresiones refleja cómo se concibe el ejercicio del mandato representativo por una parte del hemiciclo, que en demasiadas ocasiones sólo se representan a si mismos, negando la realidad de una sociedad plural con necesidades diversas, a la que atacan y descalifican mayoritariamente por pensar diferente. No hay medias tintas para poner nombre a tal ejercicio; es autoritarismo y es un peligro para nuestra democracia.

Violencia verbal

Volvamos a la educación, ya que la Presidenta Batet en su intervención afeó la mala educación de quienes mediante episodios de violencia verbal atacan la representación y el buen funcionamiento del parlamento, y tan grave es el ataque como su justificación. Creo importante esta última reflexión porque si el desafío de Vox a la Presidencia del Congreso de los Diputados faltó a todo el decoro parlamentario. El asentimiento de la bancada del Partido Popular fue un gesto más de sabotaje institucional, que se suma al bloqueo de la renovación de los órganos constitucionales, y no olvidemos que estamos hablando del principal partido de la oposición como un partido desleal con nuestras instituciones, que camina por la senda del autoritarismo.

Bajo estas mimbres, nos encontramos con la cuadratura del círculo en la campaña compulsiva de una derecha que trata de evitar que el Estado cumpla con la obligación indiscutible de educar a su ciudadanía en valores democráticos. Una derecha que percibe una amenaza en un sistema educativo que educa en tolerancia, igualdad y equidad porque, enseñar a reconocer nuestra sociedad y su diversidad fomenta la libertad ideológica y la generación de criterio.

Y sí, reforzar nuestra democracia pasa por la escuela como un espacio en el que aprendamos a entender las diferentes culturas con las que convivimos para aprender a respetarnos a nosotras y nosotros mismos, así como a los demás. Una escuela que enseñe a vivir en sociedad y dirija la educación hacia el diálogo, la convivencia, la gestión de las emociones para enriquecernos con el aprendizaje de nuestras diferencias.

Desde las instituciones, educamos con nuestro ejemplo y no debemos olvidar que la educación es una poderosa herramienta de transformación social determinante para alcanzar el modelo de sociedad al que aspiramos. En nuestra responsabilidad está no consentir que prevalezca la mala educación.

Belén Fernández es viceportavoz adjunta del Grupo Socialista en el Congreso, secretaria de Cooperación Internacional del PSOE y secretaria general del PSOE de Cáceres

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