Blanca Martín: 25 de noviembre

En el calendario de todas y todos los que defendemos la igualdad entre mujeres y hombres, el 25 de noviembre es una fecha marcada en rojo. En rojo sangre, en rojo asesinato, en rojo abuso. En rojo porque es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Este año hemos sufrido el asesinato de 35 mujeres. Desde 2003, 1165. Cifras que nos retuercen como sociedad, que nos avergüenzan y que nos obligan a estar alertas, día tras día.

Nuestra reflexión es permanente, desde las instituciones, desde las organizaciones políticas y desde todo colectivo que luche por el fin de la violencia machista, estamos obligados a continuar destinando todo nuestro esfuerzo humano y material para acabar con la lacra que más mata en nuestro país.

Entre muchas cuestiones, debemos ser responsables con la forma en la que señalamos, desde el discurso, este tipo de violencia. No es ingenuo hablar de violencia intrafamiliar, porque quienes utilizan esta etiqueta quieren colocar en el armario del silencio un problema cultural que se transforma junto a los tiempos y que se adapta a los tiempos para continuar ejerciendo su dominio sobre las mujeres.

La violencia contra nosotras es transversal en todos los sentidos, abarca todas las capas sociales y se ejerce desde toda posición de dominio. Desde lo cotidiano hasta las redes sociales, desde los roles de género hieráticos hasta las extravagancias periodísticas. Desde puestos de responsabilidad a convencionalismos históricos que luchan para detener el cambio, para evitar el progreso y para atentar contra la igualdad real.

Y cuando hablamos de realidad, hablamos de sueldos, de cuotas en empresas e instituciones, en trabajos y en derechos, en obligaciones y responsabilidades. Reclamamos, ni más ni menos, que lo mismo en todos los niveles de nuestra vida diaria.

Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, en su artículo 1.1, define la violencia de género como aquella que, “como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres” y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.”

Contra todo ello seguimos luchando, un 25 de noviembre más, con 35 asesinadas más.

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