Lara Garlito: «Nuestro destino»

Ayer en el Real Monasterio de Yuste, se celebraron los premios Carlos V, lugar que es ya cuna europea, porque es quien lo mandó construir el que soñó con la unión y la representó. Carlos V siempre sostuvo la idea que se debía al conjunto y no a una sola parte del mismo; y reposo europeo, aquí decidió descansar, meditar y observar su legado y el nuevo futuro. Metáfora misma de los proyectos comunes, necesitan del vigor de una ilusión, el trabajo de elaborarlo y la reflexión para que quienes le sucedan lo prolonguen con la renovación.

Hoy, no comprenderíamos esa unión sin cooperación, como creía Paul-Henri Spaak, la cooperación para alcanzar un objetivo común resulta mucho más productivo que un enfrentamiento; y para alcanzar ese objetivo primero hay que tener la convicción, creer en él, algo que la doctora Merkel ha demostrado y ejemplificado con creces en el desarrollo y consolidación de la Unión Europea, desde el impulso del Tratado de Lisboa hasta el plan de recuperación NextGenerationEU.

Este último la mejor de las respuestas ante lo vivido en estos últimos tiempos, en palabras de la canciller, «no exagero cuando digo que nunca, en los últimos quince años, hemos sentido todos el año que pasa como tan difícil».

La unión y la cooperación no surgen con buenas intenciones ni solo bastan, es la firme voluntad de acuerdo, de negociaciones llenas de privación, de insatisfacciones en las partes, lo que lo hacen posible y la doctora Merkel lo ha encarnado en pactos nacionales, y en la Unión Europea, siempre por el interés general, pensando en la mayoría social, encarando la solución a través de la racionalización del problema, y quizá sea su gran habilidad como han afirmado, conocer que la gran diferencia entre un buen líder y alguien que no lo es: no ganes discusiones, resuelve problemas.

Una negociación y un acuerdo nunca a cualquier precio ni con quienes emplean la mentira y el populismo para lograr utilizar a los más débiles, y así, lentamente socavar los valores arraigados y completamente constituidos en la sociedad europea. El absoluto convencimiento de los ideales comunitarios nos alzan y nos dotan de la obligación de impedir que destruyan desde nuestro interior la fortaleza construida.

Helmut Kohl, premio Carlos V, en 1991 hablaba de una Europa que «no podía ser una fortaleza que nos blinde de los demás, debe ser una Europa abierta». Valores sólidos para abrirse y enriquecerse con la diversidad, la pluralidad que siempre han caracterizado a nuestros pueblos, a nuestra cultura, a nuestra historia y que la han colmado de esperanza. La política de puertas abiertas llevada a cabo por Alemania en 2015 no solo ejemplifica la humanidad europea ante la mayor crisis de refugiados después de la Segunda Guerra Mundial sino la grandeza de la Europa de paz y estabilidad.

La amenaza del odio debe ser cubierta por la solidez de la unión, la cooperación sincera y la riqueza de la pluralidad, como desde Alemania se aplica.

Kohl, maestro, lo tuvo claro: Europa es nuestro futuro, Europa es nuestro destino.

Desde aquí, desde Extremadura, tierra transfronteriza, generosa y repleta de fortalezas y talento, con la mirada en el mundo, también lo tenemos claro.

Los premios Carlos V premiaron a quien representa la igualdad, la cooperación, el consenso, la humanidad, la solidez y la reflexión para el futuro que es la doctora Ángela Merkel, el nexo de la Unión Europea.

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