Dícese, en relación con el eléctrico, del uso de la energía generada por una instalación renovable para consumo propio en la red.
Producir y consumir nuestra propia energía, parecía una premisa hasta hoy imposible de llevar a cabo, sobre todo porque estando en un país donde las horas de sol son las mayores de toda Europa, disponíamos de un sistema energético dominado por grandes entidades, que han tratado por todos los medios de resistirse el cambio, contando para ello, en muchas ocasiones ,con la ayuda institucional, por ejemplo con la aprobación en España por parte de un gobierno del PP, del nefasto, dañino e injustificado“ impuesto al sol”.
Pero hoy con la aprobación, ya por un gobierno socialista, de la ley de autoconsumo eléctrico, que elimina, entre otras cosas, el impuesto al sol, se abre la puerta a que la ciudadanía se sitúe ante una nueva forma de comportarse con la energía, democratizándola .Nos permite producir, consumir, almacenar y vender energía a la vez que ayuda a eliminar la contaminación atmosférica. Nos convertimos en gestores de nuestra propia energía y con ello asimismo asumimos nuestra propia responsabilidad energética ante la sociedad.
El cambio merece ser radical y sin cortapisas, por las consecuencias negativas del actual modelo que ha venido generando durante años el que el acceso a la energía no sea universal, la existencia de la pobreza energética, la no transparencia en la fijación de precios, la propiedad concentrada de las infraestructuras, los trámites administrativos convertidos en bienes especulativos, la inexistencia de libertad de los consumidores entre otras.
Ahora es el momento de dar un giro a todo ese sistema hasta hoy vigente hacia otro en el que, exista disponibilidad de energía para todos, transparencia en la fijación de costes, que el futuro se construya con el consumidor en el centro del debate, criterios de ética distributiva entre agentes y consumidores, minimizar las emisiones y la generación de residuos, y garantizar una sostenibilidad social, territorial, ambiental e intergeneracional.
Un nuevo sistema donde el autoconsumo desde el tejado, sea además un importante generador de empleo en cientos de empresas de nuestra provincia, de nuestra región, que ya están preparadas para ayudar profesionalmente en esta tarea, evitando además emisiones de CO2, y marcando el camino de nuestra próxima recuperación económica, dinamizando un sector clave para el desarrollo sostenible, en la era postcovid.
Desde Gobiernos socialistas de Extremadura y la provincia cacereña, se está apostando de manera decidida por impulsar el autoconsumo renovable, principalmente fotovoltaico, en el sector residencial, terciario, en la industria y el en sector primario. En las viviendas extremeñas desde ahora hasta el 2030 se pretende instalar autoconsumo fotovoltaico en al menos un 10% de las mismas, un 20% en el sector primario o el 10% en la industria, y en el sector público, que debe dar ejemplo realizar un esfuerzo superior para lograr un 30% de autoabastecimiento.
En solo 10 meses Extremadura ha multiplicado por seis la potencia instalada en autoconsumo fotovoltaico, pasando de 185 instalaciones de finales del 2019 a 436 a mediados del 2020, con una potencia pico de 15,9 megavatios, frente a los 2,46 kilovatios del 2019.
Estamos por lo tanto asistiendo a un importante cambio en el modelo energético, que debe suponer una oportunidad única para Extremadura, para nuestros pueblos y ciudades.
Las 230 entidades locales de nuestra provincia deben ponerse al frente de esta transición energética, instalando sistemas de aprovechamiento energético en sus propios edificios municipales, que además del ahorro y económico, y el beneficio medioambiental, supone un claro papel ejemplarizante para el resto de la sociedad. Las administraciones locales, por su cercanía a la ciudadanía, deben desempeñar un papel didáctico de primer orden, para fomentar y facilitar el autoconsumo, informando y divulgando sobre sus beneficios. Se trata además de conseguir entre todos uno de los objetivos de desarrollo sostenible, como es el de posibilitar la transición energética mediante energía asequible, seguro, sostenible y moderna, no contaminante.
Igualmente, además del papel ejemplarizante de las administraciones locales, estas deben jugar una labor regulatoria, por el amplio margen que disponen para poder actuar sobre ordenanzas urbanísticas y poder eliminar trabas y obstáculos para el desarrollo de la tecnología solar, facilitando la instalación de paneles fotovoltaicos sobre cubiertas de viviendas y edificios. La norma actual de ordenación territorial y urbanística de Extremadura establece que las instalaciones de autoconsumo interconectadas a una red eléctrica, hasta una potencia de 10kw, no necesitan licencia de obra previa si la instalación es sobre cubierta, ni autorización administrativa previa, ni autorización de construcción ni de explotación. Todo un esfuerzo de administraciones publicas gestionadas por gobiernos socialistas que además como la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de transición ecológica y sostenibilidad convoca ayudas que cubren hasta el 80% de la inversión para ayuntamientos o como la Diputación Provincial de Cáceres que ha comenzado la instalación de paneles fotovoltaicos en las primeras estaciones de depuración de aguas residuales de la provincia cacereña.
Estamos asistiendo a un cambio radical en nuestra forma de relacionarnos con la energía, y las administraciones locales deben ser las que lo lideren, logrando acompañar a nuestra gente, a los habitantes de nuestros pueblos y ciudades a ocupar el centro de esta revolución, para que desempeñen el papel que durante tanto tiempo les ha estado vetado por los intereses de los grandes, frente a los derechos de la mayoría.
