Santos Jorna: «Banco del tiempo»

Dícese de la iniciativa local que promueve la participación ciudadana, donde se intercambia el tiempo y la moneda es la hora. 

Sin lugar a dudas uno de los grandes proyectos de cualquier responsable político a todos los niveles, pero de manera especial en el ámbito local, es el que tiene por objetivo el promover la participación ciudadana. El hacer a través de diversas iniciativas y programas que todo ciudadano, ciudadana, se convierta en un sujeto activo de la vida social y política de un determinado pueblo o ciudad. Es un reto no solo deseable sino obligatorio, para que cada habitante de nuestras localidades pase a ser realmente  un ciudadano/a, es decir que sea titular de la condición que reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten participar en la política de manera activa y continuada.

Muchos, a lo largo de la historia, han sido los ejemplos de políticas demagógicas que llevan a efecto aquello de “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, es decir que de manera clara desarrollaban políticas sin contar con la opinión y la participación de los sujetos destinatarios de sus políticas. Hoy todavía en muchos ámbitos, también en los locales, muchos responsables políticos, no cuentan nada o lo justo con la ciudadanía a la que se deben, para sacar adelante sus programas de gobierno.

Sin embargo otros muchos representantes políticos, han ido a lo largo de los años desarrollando iniciativas de promoción de la participación ciudadana, facilitando y apoyando al tejido asociativo de sus localidades, o creando espacios de escucha activa y de cooperación en la confección de proyectos y en la ejecución de los mismos, incluso facilitando el intervenir en una de las decisiones más importantes de cada año político, como es la elaboración de los presupuestos, a la que ya se  conoce como la idea de los presupuestos participativos.

Una de estas interesantes iniciativas, que viene desarrollándose desde ya hace algunos años en numerosas localidades de nuestro país y en varios rincones del planeta, es la de la creación de los Bancos del tiempo. Un banco del tiempo es un instrumento que permite construir redes de ayuda y apoyo mutuo entre la ciudadanía de un determinado municipio. Se intercambia el tiempo y la moneda es la hora.

Se trata de una iniciativa que pretende emular simbólicamente el funcionamiento de un banco, pero en lugar de dinero, aquello que se presta y recibe es tiempo dedicado a servicios a las personas. Con ello se pretende establecer en cada localidad una red de ayuda mutua y reforzar los lazos comunitarios en cada lugar.

Se podrían encuadrar dentro del interesante movimiento mutualista y cooperativista que se ha ido extendiendo por buena parte del mundo a lo largo del siglo XX y XXI, con la finalidad de crear mercados complementarios de intercambio de tiempo, puesto que la economía de mercado, dejaba fuera muchos servicios, al no valorarlos de manera prioritaria. De esta manera están siendo los ciudadanos/as los que a través de iniciativas de participación los dotan a esos numerosos servicios de la verdadera importancia que realmente tienen.

Los bancos del tiempo son en definitiva grupos de personas que se sienten motivadas para intercambiar sus saberes, sus conocimientos, sus habilidades, para ponerlos a servicio de la atención a otras personas: niños, gente mayor, gente enferma.  La pandemia de la Covid en este año 2020, ha puesto en valor la creación de Redes de Voluntarios, que han trabajado en tiempos realmente difíciles en favor de colectivos necesitados por las restricciones que el estado de alarma ha supuesto en todas las localidades.

Ahora es el momento de extender este proyecto por todas las localices de nuestra provincia, para que desde gobiernos socialistas, y desde la oposición responsable de compañeros y compañeras, podamos ir tejiendo una red provincial de bancos del tiempo, convencidos de que suponen un instrumento claro de regeneración de las comunidades que permite la convivencia cooperativa y la autonomía personal, basada en la constatación de que en nuestros pueblos y ciudades hay valores comunitarios arraigados.

El funcionamiento de los bancos del tiempo es muy sencillo, se trata de intercambiar necesidades por habilidades, sin ánimo de lucro, sin dinero por medio. Cada usuario recibe un servicio de algún miembro del banco y se compromete igualmente a prestar otro servicio. Cada servicio, conocimiento, habilidad intercambiada tiene el mismo valor, medido en horas, independientemente del grado de conocimiento de cada persona.

Son muy diversas las actuaciones que pueden ser objeto del banco, tantas como habilidades y necesidades se tengan en un determinado municipio, pero las más repetidas suelen ser:

1.Atención a las personas: acompañamiento a niños/al al colegio, cuidar a personas mayores o acompañarlas al médico, realizar recados o gestiones, etc.

2.-Cuidado del cuerpo y de la salud:  relajación, cuidado del cabello, maquillaje, reflexología…

3.-Tareas domésticas: cocinar, hacer la compra, pequeñas reparaciones del hogar, cuidado de animales y plantas, etc.

4.-Informática: asesoramiento informático, trabajos a ordenador, enseñar a navegar en Internet…

5.-Idiomas: traducciones, conversación…

6.-Formación: ayuda en los deberes, clases de música, pintura, dibujo, decoración, etc.

7.- Entrenamientos deportivos: Enseñar la práctica de algún deporte

Funcionan de manera similar a un banco convencional, el socio/a abre una cuenta de horas y especifica los servicios y conocimientos que ofrece y espera recibir. Cada vez que presta un servicio acumula horas en su cuenta. El socio/a puede canjear esas horas por servicios cada vez que los necesite.

Hoy más que nunca se hacen necesarias las redes de solidaridad y de colaboración mutua entre los integrantes de una determinada comunidad. Lejos deben quedar las iniciativas de participación ciudadana, atadas desde lo institucional, verticales, y poca interacción responsable. Los ayuntamientos deben ser promotores de ideas que promuevan la confianza y el respeto entre todos los que cada día hacen con sus esfuerzos y saberes más ricos nuestros pueblos y ciudades.

Te puede interesar

Blanca Martín: Militar en la igualdad

Blanca Martín: Militar en la igualdad

Artículo de Blanca Martín, Presidenta de la Asamblea de Extremadura. No me canso de repetir que, si la historia es la historia de la lucha de clases, según Karl Marx, también es la historia de la invisibilización de las mujeres. Mujeres que siempre estuvimos en los...

Ir al contenido