Santos Jorna: «Biblioteca de las cosas»

Dícese del servicio que trata de prestar herramientas y objetos de uso cotidiano, para una vez usados sean devueltos, para su uso por otras personas. 

En los últimos años y en las diferentes charlas que podido impartir a lo largo de la geografía extremeña y española, para hablar del presente y el futuro de la economía circular, he puesto en numerosas ocasiones de ejemplo “MI teoría del Taladro. Con esta demostración trato en todo momento de poner de manifiesto la insostenible situación en la que vivimos almacenando cosas en nuestras casas que no son imprescindibles que las tengamos en propiedad.

Como todos sabemos el taladro es ese maravilloso objeto, que tenemos todos en nuestras casas (rara es la persona que en una de esas charlas dice que no tiene taladro en casa), y que nos sirve para hacer agujeros en las paredes o en otras superficies. Y como bien es sabido es costumbre humana hacer diariamente, o en algunos  casos semanalmente, agujeros cada vez que nos despertamos cada mañana. ¿Cuántos agujeros hacemos al cabo de un mes, un año en nuestras casas? Tan necesario es para ese número de agujeros el tener que disponer en propiedad de un taladro, que nos facilite la labor.

En la sociedad de consumo que vivimos, ya sabemos que anualmente consumimos cuando llegamos al mes de agosto de cada año todos los recursos naturales disponibles para ese año, Ya vamos para mantener nuestro ritmo de consumo por necesitar, cerca de 2 planetas. El pequeño detalle es que no disponemos de 2 planetas, ni siquiera de uno y medio.

Por primera vez en la historia, la masa de carreteras, edificios, botellas, supera a la de todos los seres vivos, y subiendo. La acumulación de lo artificial es tal que se venía doblando cada 20 años, pero se triplicará en las próximas décadas.

Para intentar contrarrestar este desastroso camino, han surgido en numerosos pueblos y ciudades, iniciativas que tratan de apostar por una economía circular, es decir aquella que trata que los productos duren el mayor tiempo posible en nuestras manos, y que una vez que llegan al final de su vida útil puedan poder tener una segunda vida. Entre esas iniciativas se encuentran las Bibliotecas de las cosas, que al igual que las bibliotecas tradicionales, dedicadas al préstamo de libros, estas de las cosas, tratan de almacenar, catalogar y prestar herramientas y objetos de uso cotidiano, para que cualquier ciudadano pueda tomar prestado, usar y devolver.

Se trata de potenciar entre otras cosas el consumo colaborativo a través de la economía social y solidaria y fomentar el apoyo mutuo y el trabajo en comunidad.

Muchos pueden ser los objetos que estén almacenados y catalogados en una Biblioteca de las cosas: ocio y aventura (tiendas de campaña, sacos o una bicicleta), limpieza y hogar (panificadora, parrilla o vajilla), oficina (equipo de música, webcam o máquina de hacer agujeros), curas y salud (silla de ruedas o muletas) y bricolaje (caja de herramientas o taladro).

Hoy los procesos de digitalización permiten además que desde cada Biblioteca de las cosas se pueda mediante etiquetas QR y un software libre, la individualización y la identificación de los objetos en préstamo, se obtienen datos valiosos como el número de usos de cada artículo y los beneficios ambientales que se derivan, la tipología de usuarios que los cogen en préstamo, la tipología de donantes de los objetos, incidencias o actividades de mantenimiento que se han realizado, entre otros.

A esta biblioteca de las cosas pueden llegar objetos procedentes de la compra, o donados por personas que quieren colaborar en el mantenimiento de un proceso que trata de apostar de manera decidida por la cesión temporal, el alquiler, el préstamo, en lugar de la compra de la titularidad de la propiedad del objeto.

¿Estamos todos los días usando maletas de gran tamaño, proyectores, tiendas de campaña?, ¿por qué debemos acumular en nuestras casas objetos que usamos pocas veces en nuestras vidas diarias? Para dar una respuesta sostenible, y comprometida es por lo que se vienen creando estas Bibliotecas de las cosas, que debemos de intentar potenciar y promover en nuestras 230 entidades locales de la provincia cacereña.

Desde el Partido socialista tenemos clara nuestra apuesta por las economías colaborativas, que promuevan además la participación ciudadana en la gestión de los asuntos colectivos, y en la protección de nuestras vidas frente a la insostenibilidad de un sistema que nos lleva al abismo de la desaparición como especie humana, y mientras tanto eliminados cada día miles  de otras especies del planeta.

Debemos arriesgar, innovar, con iniciativas que promuevan un consumo diferente, responsable, cooperativo, que además inviten a vivir en nuestros pueblos y ciudades de manera diferente.

Desde pequeñino siempre aprendí en mi casa a pedir a mis vecinos y vecinas de la calle “El rollo “donde vivía, aquellas cosas que en mi casa no tenía, al igual que prestábamos con mucho gusto aquellas otras que mis vecinos necesitaban. Siempre recordaré que la primera televisión en color que tuvimos en mi familia, era una televisión en blanco y negro a la que le pusimos un filtro, un plástico de colores, que se comercializaba y que nos situaba ante una televisión con colores, un lujo por aquellos tiempos para familias como la mía.

Luego, cada uno se metió en sus casas, y si te he visto no me acuerdo, nadie dona, nadie presta, nadie pide. En algunas ciudades grandes la gente no se conoce, aunque compartan todos los días ascensor y vivan en la puerta de al lado.

Hoy que reivindicamos con fuerza la calidad de vida en nuestros pequeños y medianos pueblos, en nuestro mundo rural, debemos poder ofrecer cosas muy diferentes a las que ofrecen las ciudades, el saber que puedes pedir y puedes usar, sin necesidad de comprar cosas para un uso esporádico es una ventaja competitiva que tiene que estar al alcance de cualquiera, en cualquiera de nuestros pueblos y ciudades cacereñas.

Te puede interesar

Blanca Martín: Militar en la igualdad

Blanca Martín: Militar en la igualdad

Artículo de Blanca Martín, Presidenta de la Asamblea de Extremadura. No me canso de repetir que, si la historia es la historia de la lucha de clases, según Karl Marx, también es la historia de la invisibilización de las mujeres. Mujeres que siempre estuvimos en los...

Ir al contenido