Extremadura es una región que crece, una región que aumenta sus fortalezas competitivas y que asume el protagonismo que le toca porque, desde el gobierno, se entiende que el victimismo lleva a la derrota y la derrota al ostracismo. Victimismo y ostracismo colectivos.
Un año más, Guillermo Fernández Vara sabe que es imprescindible sumar voluntades a la hora de elaborar los Presupuestos para el año 2023. Sabemos quiénes somos y hacia dónde vamos y un acuerdo sobre amplias mayorías da muestras de madurez política y de altura de miras. Entrar por la puerta grande de la historia también es cosa colectiva.
Un progreso colectivo que continuamos construyendo. Ergo, debemos volver a ser ejemplo territorial para toda España y acordar todo lo que sea susceptible de acuerdo. No podemos darnos el lujo de recurrir a la mezquindad electoralista porque cada partida, cada suma, cada decisión, mejora o empeora la vida de la gente. Repito una vez más: somos un proyecto colectivo.
De esta manera y aunque la matemática parlamentaria indique que al PSOE no le hace falta negociar nada, el talante de nuestro Presidente, su mano tendida y su convicción y defensa del consenso para construir una Extremadura más fuerte, es un mensaje claro para toda la ciudadanía: juntas, juntos, somos imparables. Esa es nuestra verdadera cita con el destino que estamos escribiendo.
No haré juicio de valor acerca de cómo son los Presupuestos 2023. No me corresponde. Lo que sí atañe a mi deber, como política, como diputada y, en definitiva, como ciudadana, es defender la necesidad de acuerdos, creer en los debates y en las horas de trabajo para mejorar la vida de las personas. Cerrar puertas al consenso es malgastar el dinero de las y los extremeños.
Nos pagan para unir. Nos pagan para acordar. Nos pagan para avanzar. ¿Y sabéis por qué? Porque esta tierra nos cobija a todas y a todos, porque nuestro himno y nuestra bandera nos incluye y porque cada parcela que sembramos, cada producto que exportamos, cada placa solar que ponemos, cada estudiante que promueve y cada enfermo que sanamos no tiene color partidista, sino la indeleble consecuencia de una políticas que aplicamos con la certeza de que hacemos bien a nuestra región.
Por ello, por todas y todos, nuestra obligación es hablar para matizar ideas y caminos, para sentirnos amparadas por un marco político maduro, preparado y listo para afrontar los retos que nos llegan y los que nos autoimponemos para ser mejores. Se llama Extremadura. Siempre Extremadura.